El cúmulo abierto de la Rosa Blanca de Carolina (Herschel), con unos pétalos no siempre facilmente visibles
Joaquim Tarragó compartió a mediados de noviembre de 2025 esta imagen captada por él desde Sant Boi de Llobregat del cúmulo abierto de la Rosa Blanca de Carolina (NGC 7789), un cúmulo abierto muy rico y poblado situado en la constelación de Cassiopeia.
Se le llama “Rosa de Carolina” porque en fotografías y telescopios medianos su entramado de estrellas y huecos oscuros se asemeja al patrón de los pétalos de una rosa (son como “caminos oscuros” entre las estrellas, que crean el aspecto de pétalos espirales). Lo de Carolina procede del nombre de su descubridora Caroline Herschel, que lo cocumentó por priomera vez en 1783, y su hermano William (el descubidor de Urano y muchos otros cuerpos del Cosmos) lo incorporó más tarde a su catálogo de objetos profundos. Lo podemos encontrar a unos 7.500 años luz.
Contiene miles de estrellas con una edad entre 1,3 y 1,6 mil millones de años, lo que lo convierte en un cúmulo abierto viejo, bastante más antiguo que cúmulos como las Pléyades. Su magnitud visual es 6.7, por lo que es imposible verlo a simple vista, pero se observa muy bien con prismáticos grandes o con un telescopio pequeño.
NGC 7789 contiene numerosas gigantes rojas brillantes y es especial porque ha sobrevivido largo tiempo, lo que permite estudiar cómo evolucionan las estrellas en grupo. Muchos cúmulos abiertos se dispersan antes de llegar a los mil millones de años.
Es ideal para estudiar la evolución estelar, su metalicidad y las poblaciones estelares de cúmulos abiertos viejos, que en este caso es muy rica y bien definida: Su densidad lo hace un excelente laboratorio natural para estudiar la dinámica interna de los cúmulos estelares.
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