Una California de gas y polvo, iluminada por Menkib, una estrella peculiar


Fotografía captada en Molins de Rei de la nebulosa de emisión California (NGC 1499) que Nacho Guillén compartió el pasado 16 de noviembre de 2025. Suma cincuenta horas de captación de imágenes de la misma, a lo largo de muchas noches, en un procesado que nos permite atisbar detalles muy concretos de este enorme mar de hidrógeno, muy difícil de ver por su muy bajo brillo superficial, que obliga a estas larguísimas exposiciones para poder contemplar la compleja estructura de su gas, comprimida y ondulada por intensos vientos estelares, y llena de trompas de elefante cósmicas.
Se encuentra 36' al norte de la estrella Menkib (ξ Persei), al sur de la constelación de Perseo a 1000 años luz de distancia. Su color rojizo es ante todo Hα (Hidrógeno alfa). Con una longitud de onda de 656,3 nanómetros, esta luz proviene de átomos de hidrógeno en donde un electrón excitado del átomo regresa a un nivel de baja energía, liberándose un fotón de esa longitud de onda. Presumiblemente sea la antes citada estrella Menkib, la responsable de su iluminación.
Menkib es una de las estrellas más calientes visibles a simple vista, con una temperatura superficial de 37.500 K (la del Sol es sólo 5780 K). Es del raro tipo espectral O y no se sabe con seguridad si es una estrella gigante o supergigante. Sí parece claro que ha dejado de quemar hidrógeno en su núcleo y, por tanto, ha abandonado la secuencia principal. Su luminosidad en luz visible equivale a 13.500 soles, pero cuando se considera la radiación ultravioleta emitida, la cifra asciende a 330.000 soles.​ La gran distancia que nos separa de ella, unos 1600 años luz, impide que sea una de las estrellas más brillantes del cielo. Un fuerte viento estelar, 10 millones de veces mayor que el viento solar, hace que Menkib pierda una cantidad significativa de masa cada año: se estima que, al nacer, su masa era 40 veces la masa solar. Su edad es solo de unos pocos millones de años.

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