El 3 de febrero de 2020 Alfonso López Borgoñoz bajó a la playa de Castelldefels para ver la puesta de Sol. Quería captar el momento en que el Sol se hundía justo entre el mar y la montaña. Había nubes, pero pudo darse cuenta que aún quedan un par de semanas para que nuestra estrella se haya movido en su ocaso lo suficiente hacia el norte como para que toque de nuevo el Garraf. A esperar toca.
Pese a que el objetivo no se cumplió, nunca el gozar de los crepúsculos en la zona se pueden considerar una pérdida de tiempo.
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