Daniel Martínez Redondo, el pasado miércoles 12 de agosto, se armó de paciencia, de instrumental y (previamente y como debe ser) de conocimientos fotográficos y técnica, y decidió pasar una agradable y larga velada acompañado por la fugaz luz de las Perseidas y del cielo nocturno estrellado, en un pequeño pueblo manchego, Torre de Juan Abad, con un cielo muy oscuro, cerca de Ciudad Real.
Hizo 500 fotos de las cuales seleccionó sólo las que tenían algún meteoro. Las apiló luego, aunque antes de apilarlas las tuvo que rotar algo para rectificar el movimiento de la Tierra. Los árboles se ven más iluminados de lo que sería normal, dado que fueron enfocados para facilitar su visibilidad con una linterna en una de las fotos.
Se ven nueve perseidas y una esporádica repartida en dos fotogramas (más o menos en el centro). Incluso se aprecia el cambio de color en algunas del rosado al verde. Hay una en sentido contrario al resto... No debe ser una perseida suicida, sino más bien una estrella fugaz procedente de un cometa diferente al de origen de las Perseidas, el cometa Swift-Tuttle.
Vamos, la típica que quiere salir en la foto, aunque no le toque.
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