Jesús Álvarez estuvo en el observatorio de Castelldefels el pasado sábado 15 de junio, dedicándose a captar dos objetos de cielo profundo muy veraniegos, adelantándose con ello al inminente cambio de estación, como son la nebulosa planetaria del Anillo (Messier 57 o nebulosa anular de la Lyra), y el Cúmulo abierto Messier 25 (IC 4725), en la constelación de Sagitario.
Messier 57 (NGC 6720)
En cuanto la nebulosa de la Lyra empieza a re¡nar en el cielo veraniego, sabemos que se acerca o estamos en el verano. Muy fácil de observar, incluso con prismáticos, es uno de los objetos favoritos para tratar de captar con el telescopio en los meses estivales.
Una nebulosa planetaria es un cuerpo del cielo profundo que se forma cuando una estrella similar al Sol agota su combustible nuclear y comienza a expulsar sus capas exteriores hacia el espacio.
Es una imagen de, quizás, el futuro de nuestra estrella dentro de cinco mil millones de años, cuando ni nosotros ni todo nuestro planeta estemos ya aquí.
Este proceso de expulsión de gases y materia no gaseosa crea una estructura brillante de gas y polvo (principalmente hidrógeno y helio), en expansión alrededor del cuerpo celeste estelar que la originó, que se ilumina por la radiación de la estrella central. Vemos una forma como una elipse, pero en realidad los gases se expanden como una esfera alrededor de la estrella central que explotó hace unos pocos miles de años (entre seis y ocho mil).
Su forma real no es exactamente una esfera, sino que posiblemente sea una nebulosa bipolar vista con una inclinación de 30° respecto a su eje, aunque otros autores afirman que es un elipsoide.
Messier 25
El cúmulo abierto Messier 25 fue descubierto por Philippe Loys de Chéseaux en 1745 e incluido en la lista de Charles Messier en 1764. Está a una distancia aproximada de 2.000 años luz respecto la Tierra. La dimensión espacial de este cúmulo es de aproximadamente 19 años luz de un extremo a otro.
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