La verdad es que una buena tormenta, esté lejos o cerca, si se ven relámpagos siempre es una buena ocasión para tratar de pillarlos con nuestras cámaras, incluso con las de los móviles. En ocasiones, la habilidad y la oportunidad nos permiten enmarcar el destello luminoso fugaz en un paisaje pirenaico o urbano.
Esto fue precisamente lo que hicieron Marco Antonio Pérez Madueño, de Castelldefels, a inicios de verano en el pirineo (dos imágenes de arriba) o Antoni Xavier Fernàndez, de Sant Boi, en el entorno cercano y lejano (Barcelona) de su ciudad.
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