El eclipse anular de Sol del 22/09/06 desde la Guayana Francesa, fotos hechas por Josep Masalles.
Composición del mismo eclipse que hizo Javier Castelo sobre un fotograma (Película Fujicolor 200, 75 mm f8 125)
Nos encontramos en la playa de Rémire-Montjoly, a pocos kilómetrosde Cayenne, capital de la Guayana francesa. Dos días antes del eclipse, buscamos una ubicación idónea para la observación del eclipse anular del día 22 de septiembre de 2006. Pasado un poco más de un cuarto de las seis de la mañana, un fugaz rayo verde nos anuncia la salida del Sol. El lugar es perfecto y decidimos que será nuestro punto de observación. Hemos viajado a la Guayana francesa, en la costa atlántica sudamericana, muy cerca del Ecuador. Las proximidades de Cayenne son la última zona sobre tierra firme donde podrá verse el eclipse. Antes sólo se podrá observar en una estrecha franja que comienza en la Guayana más oriental, unos 900 km antes y que cruza Surinam y la Guayana francesa. Posteriormente, la franja se adentra en el océano. Sin duda, es el eclipse anular de las tres Guayanas. Las previsiones meteorológicas generales indican que la costa de la Guayana francesa es la zona con mayor probabilidad de cielo despejado. Por otro lado, el viaje a este departamento francés nos permite visitar la base de lanzamiento de cohetes de la ESA, el Centre Spatial Guyanais y su Museo del Espacio. Nuestro viaje se completa con numerosas excursiones a la selva ecuatorial a través de sus ríos, que son, en esta zona, la principal ruta de comunicación y la navegación por mar a las islas de la Salut, donde se ubicaban hasta hace unas décadas los tristemente famosos penales de la Guayana.
El viernes 22, volvemos a la playa de Rémire-Montjoly, nuestra elección para la observación. Son las cinco y media de la mañana cuando acabamos de preparar todo nuestro instrumental astronómico, fotográfico y videográfico. A nuestra izquierda, un grupo de astrónomos japoneses también ultima los preparativos para la observación del eclipse con sus potentes telescopios. Al frente, al Este, disponemos de todo el horizonte oceánico con solo dos pequeños islotes entre los que aparecerá el Sol ya eclipsado cuando se produzca su salida a las 6 horas y 18 minutos (hora local). Sobre el mar, unas nubes bajas cubren el horizonte, pero a poca altitud ya se extiende un cielo limpio y nítido que nos tranquiliza absolutamente. Poco a poco, van llegando a la playa decenas de personas, algunas con instrumental y otras con solo unas gafas con filtro solar que les ha suministrado el Centro Espacial de la ESA y el gobierno local. Somos un centenar de personas que esperamos expectantes la aparicióndel Sol sobre el horizonte marino. Un precioso color rojizo ilumina el cielo y las nubes, anunciándonos el orto solar.
El Sol, medio eclipsado por la Luna, aparece entre las nubes. El sonido de las cámaras y las expresiones de admiración no se hacen esperar. Las encendidas nubes ayudan a la observación sin filtro y hacen más fotogénica la aparición del astro rey. A los pocos minutos el Sol gana altitud y supera las nubes que empiezan a desaparecer. A partir de ese momento, colocamos nuestros filtros y seguimos todo el proceso observando, fotografiando y grabando el espectáculo.
El segundo contacto nos permite observar unos instantes el relieve lunar, recortando el limbo solar. Seguidamente, el anillo formado por los límites de la Luna y elSol alcanza su máxima simetría con los dos círculos concéntricos. De nuevo, el tercer contacto es otro de los momentos más interesantes y, progresivamente eldesplazamiento de la Luna permite la lenta aparición de todo el disco solar.
El espectáculo ha valido la pena y mis compañeros de viaje, Javier Castelo, Dolors Sarró, Antoni Rodó, Pere Vergé y yo mismo lo celebramos y nos emplazamos para nuestra próxima cita con el Sol y la Luna.
Josep Masalles Román (Vilanova i La Geltrú).
Texto publicado en Astronomía, pág. 21, novembre 2006.
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