El cráter Copérnico, en detalle

El cráter lunar Copérnico, captado por Jesús Álvarez el lunes 6 de octubre de 2025 desde Cornellà de Llobregat
Junto con el cráter Tycho, o el trío de cráteres Alphonsus, Ptolemaeus y Arzachel (que se encuentran en el centro de nuestro satélite), posiblemente sea uno de los más espectaculares entre los cráteres de la Luna para ser observado y fotografiado. Tiene 93 kiómetros de diámetro y una profundidad de 3,8 kilómetros.
Es curioso ver que esas dos plumas o eyecciones de material que se contemplan a su izquierda (en la imagen), sean paralelas en lugar de radiales. Parece, de entrada, que no se debieron producir en el mismo momento del impacto del que nació el cráter, pero sí tienen su origen en el mismo evento.
El cráter se produjo hace unos 800 millones de años y son unos 800 km lo que miden las trazas brillantes que se extienden desde su borde, aunque impresiona mas saber que los picos centrales alcanzan los dos kilómetros de altura y que el material que lo forman proviene de varios kilómetros por debajo de la superficie debido a la potencia del impacto.
El relieve de los cráteres lunares se forma por el impacto de un meteorito denso a velocidades de, por ejemplo, 30 km/segundo, lo que provoca que su enorme energía se transforme en calor fundiéndolo todo en sus cercanías y causando la creación de una onda de choque que se propaga encima de la superficie de nuestro satélite fundiendo la roca y elevándola por el rozamiento con la superficie, al igual que una piedra lanzada en un lago genera ondas en el entorno de su lugar de choque con la superficie del agua. 
La 'lava' o rocas fundidas resultantes del impacto, por su naturaleza viscosa y dadas las bajas temperaturas que pueden haber en la Luna, se solidifican a veces muy rápidamente. Por ello la onda en relativamente poco tiempo puede formar un círculo montañoso centrado en el lugar del impacto.
Pero, como señalan en esta web sobre la tipología de los cráteres lunares, "igual que ocurre con la piedra tirada al estanque, la onda, al encontrar dificultad en su avance, sale reflejada en parte y vuelve al centro, provocando un levantamiento del magma en el mismo punto de impacto. Si el magma no está demasiado caliente, pero permanece semi fundido, se levanta: antes de caer de nuevo se solidifica quedando un pico central en el centro del cráter. Si la energía liberada en el impacto es muy alta, cuando viene la onda reflejada el magma aún está muy caliente. De esta manera antes de enfriarse le da lugar a caer de nuevo generando una segunda onda de choque. Esta segunda onda, más débil, puede formar un pequeño arco montañoso alrededor del centro del cráter". Esos picos centrales pueden alcanzar alturas considerables, de hasta 4.000 metros.

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