Mientras esperamos el invierno, recordemos que el Sol sigue potente en lo alto




Imágenes detalladas de diferentes protuberancias solares, captadas desde el observatorio de Begues por Pepe Manteca en el mes de noviembre de 2024.
Una protuberancia solar es una gran estructura gaseosa situada sobre la superficie del Sol, a menudo en forma de bucle, de una longitud en muchas ocasiones de decenas de veces el tamaño de la Tierra, nuestro planeta.
Dichas protuberancias emergen de la superficie del Sol (la fotosfera) y se extienden hasta alcanzar la corona solar. El plasma que compone las protuberancias es hasta cien veces más frío y denso que el que forma la invisibilizada y supercaliente corona solar (sólo visible a simple vista al ocultarse la fotosfera durante un eclipse total), y tiene una composición similar a la de la cromosfera.
La fotosfera es la superficie luminosa que delimita toda estrella. En el caso del Sol su temperatura es de unos 5800 kelvin y es una capa de plasma de aproximadamente 100 km de espesor, que emite la luz y el calor que recibimos. Su temperatura es diferente en cada estrella, por lo que la luz que emite cada una de ellas también lo es, con un color que varía, y así las estrellas más frías son más rojizas y las estrellas más calientes son azuladas (Wikipedia).

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