Las Táuridas del norte es otra de las grandes lluvias de meteoros de noviembre, junto con las leónidas o las oriónidas, y también en esta ocasión han podido ser captadas desde el observatorio de Begues por Pepe Manteca, confirmando claramente que el origen de sus meteoros (su radiante), parece surgir aparentemente de la constelación de Tauro.
Su pico máximo fue entre el 11 y el 13 de noviembre, pero fueron visibles ya desde el 5 del mismo mes.
El origen de sus partículas, que chocan con la atmosfera terrestre provocando el típico rasgado luminoso del cielo nocturno, procede del polvo espacial (de apenas uno o dos gramos por lo general, que se desplaza con respecto a nuestro planeta a unos cien mil kilómetros por hora) procede de los restos dejados tras su paso, cada 3,3 años, por el cometa 2P/Encke, que es el segundo cometa periódico descubierto tras el cometa Halley (que, por cierto, ya a alcanzado su punto de afelio -situación más lejana al Sol- y está volviendo ya hacia la Tierra).
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